Muchos enfrentamos el desafío de trabajar con
recursos limitados. Con menos dinero, menos tiempo, energía reducida y pocos
ayudantes, nuestras responsabilidades no disminuyen. A veces, incluso aumentan.
Hay un dicho que resume este concepto: «Más ladrillos, menos paja».
Esta frase alude al problema de los israelitas
cuando eran esclavos en Egipto. Faraón decidió no darles más paja, pero exigía
que hicieran la misma cantidad de ladrillos por día. Ellos recorrían la tierra
para encontrar paja, mientras los supervisores los azotaban y forzaban a
trabajar más (Éxodo 5:13). Los israelitas se desanimaron tanto que no escucharon
cuando Dios les dijo a través de Moisés: «… os libraré […], y os redimiré con
brazo extendido…» (Éxodo 6:6).
Aunque rehusaron escuchar el mensaje de Dios, Él siguió guiando y dirigiendo a Moisés, preparándolo para hablar con Faraón. El Señor permaneció firme del lado de Israel… obrando entre bastidores. Como los israelitas, nosotros también podemos descorazonarnos tanto que dejamos de lado la esperanza. En los momentos oscuros, nos consuela recordar que Dios es nuestro libertador (Salmo 40:17). Él siempre obra a nuestro favor, aunque no podamos ver qué está haciendo.