En el siglo xix, los barcos solían cargarse en
exceso y, como resultado, se hundían y se perdía la tripulación. En 1875, para
remediar esta negligencia, el político inglés Samuel Plimsoll propuso una ley
para crear una línea en el costado de los barcos que mostrara si llevaban
demasiada carga. Esa «marca de francobordo» se conoció como la Línea de
Plimsoll, y sigue apareciendo hoy en los cascos de los barcos.
A veces, como esos barcos, nuestra vida puede
parecer sobrecargada de temores, luchas y angustias. Incluso podemos sentir que
corremos peligro de hundirnos. Sin embargo, en esos momentos, es alentador
recordar que tenemos un recurso extraordinario: un Padre celestial que está
dispuesto a ayudarnos a acarrear ese peso. El apóstol Pedro señaló: «Humillaos,
pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;
echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros» (1
Pedro 5:6-7). El Señor tiene poder para manejar las preocupaciones que nos
abruman.
Aunque las pruebas de la vida puedan parecer una carga demasiado pesada, podemos estar bien seguros de que nuestro Padre celestial nos ama profundamente y sabe hasta dónde podemos soportar. Sea lo que sea que enfrentemos, Él nos ayudará a sobrellevarlo.
Dios puede guiarnos a aguas turbulentas para profundizar nuestra confianza en Él. (RBC)