Por toda Londres, hay estatuas y otros
elementos hechos de un material de construcción singular llamado piedra Coade.
Desarrollada por Eleanor Coade para su empresa familiar a finales del siglo
xviii, esta piedra artificial es virtualmente indestructible y capaz de
soportar el paso del tiempo, el clima y la contaminación generada por el
hombre. Aunque maravillosa durante la Revolución Industrial, fue sacada de
circulación a finales de la década de 1840, después de la muerte de Eleanor, y
reemplazada como material de construcción por el cemento Portland. Aun así, hoy
todavía permanecen docenas de ejemplos de esta piedra resistente y parecida a
la cerámica, que ha soportado el severo entorno londinense por más de 150 años.
El apóstol Pablo describió a Jesús como una
piedra viva: «Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los
hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras
vivas, sed edificados como casa espiritual…» (1 Pedro 2:4-5). A los ojos
de Dios, el sacrificio de la Roca de nuestra salvación es precioso. Cristo es
la roca imperecedera sobre la cual el Padre ha construido nuestra salvación, y
el único fundamento para una vida con propósito (1 Corintios 3:11).
Solo en la medida en que nuestra existencia se construya sobre su fortaleza, seremos capaces de soportar las inclemencias de la vida en un mundo caído.
No hay nada que temer si permanecemos cerca de la Roca de los siglos – Dios. (RBC)