El libro de Stephen Ambrose, Banda de hermanos, sigue la historia de una compañía del ejército norteamericano desde su entrenamiento en Georgia, Estados Unidos, hasta la invasión de Normandía, en el Día D (6 de junio de 1944), y por último, hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Durante la mayor parte de ese período, Richard Winters lideró esa compañía. Fue un oficial particularmente bueno porque iba al frente del grupo. Su expresión más habitual durante el combate era: «¡Síganme!». Tal vez otros oficiales buscaban la seguridad de la zona de retaguardia, pero si los hombres de Winters entraban en combate, él iba adelante.
Jesús es el único Líder verdadero de sus hijos.
Sabe qué necesitamos y dónde somos más vulnerables. Su liderazgo hace que el
Salmo 23 sea el cántico más amado del himnario de la Biblia. En el v. 2, David
expresa que el Pastor lo guiará «junto a aguas de reposo», y en el v. 3,
agrega: «Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre». Estas ideas
paralelas revelan por qué su cuidado es tan completo. Ya sea que se trate de
momentos de refrigerio o renovación («aguas de reposo»), o de etapas para hacer
lo que le agrada al Señor («sendas de justicia»), podemos seguirlo.
Como expresa el antiguo himno: «Mi Señor conoce el camino a través del desierto; lo único que tengo que hacer es seguirlo».