Las Escrituras relatan otra historia de deslealtad y de corte de cabello. Como símbolo de que Dios había llamado a Sansón para ser nazareo, no debía cortarse nunca el cabello (Jueces 13:5). Cuando el Espíritu de Dios vino sobre él, obtuvo una fuerza sobrenatural para vencer a sus enemigos (15:14). Los filisteos quisieron dominarlo; entonces, contrataron a Dalila, una mujer relacionada con Sansón, para que averiguara el secreto de su fuerza. De manera insensata, él le contó que perdería su poder si le cortaban el cabello. Ella lo arrulló para que se durmiera e hizo que lo raparan (16:5,19).
La codicia puede inducirnos a ser desleales a los demás y a Dios, y a tomar decisiones pecaminosas. Deberíamos desear exhibir un corazón plenamente consagrado a amar a Dios y a la gente. El Señor muestra «su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él» (2 Crónicas 16:9).
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La lealtad es la prueba del amor verdadero.(RBC)