El escritor Henri Nouwen lo compara a alcanzar a aquellos con quienes nos cruzamos en el camino de la vida: personas que tal vez estén lejos de sus culturas, sus países, sus amigos, sus familiares o incluso de Dios. Nouwen escribe: «Por lo tanto, la hospitalidad se refiere primordialmente a la creación de un espacio libre donde el extraño pueda entrar y convertirse en amigo en vez de enemigo. La hospitalidad no debe cambiar a las personas, sino ofrecerles un lugar donde pueda producirse un cambio».
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Ya sea que habitemos en una casa, en un dormitorio universitario, en una celda de la cárcel o en una barraca militar, podemos dar la bienvenida a otros, como una forma de demostrar nuestro amor a ellos y a Cristo. Hospitalidad es hacer lugar a los necesitados.
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La hospitalidad puede llenar el vacío de un corazón solitario.(RBC)