Un estudio hecho en Australia concluyó
que los paquetes poco atractivos de cigarrillos harían que el fumar atrajera
menos a los jóvenes. En consecuencia, el gobierno de ese país dictó una ley que
exigía que las compañías tabacaleras reemplazaran los colores, los logos y las
frases promocionales con advertencias sobre los efectos en la salud e imágenes
de pulmones enfermos. Al entrar en vigencia, el Hombre Malboro daría paso al
Ángel de la Muerte, en un esfuerzo por reducir la cantidad de muertes causadas
por el tabaco. Pero un paquete de cigarrillos no es lo único que puede ser
tentador por fuera y contener un producto tóxico por dentro.
El libro de Proverbios, en el Antiguo
Testamento, nos insta a considerar cuidadosamente los resultados a largo plazo
de nuestras decisiones. La frase recurrente «al fin» (Proverbios 5:4; 25:8;
29:21) nos advierte que miremos el final del camino y nos preguntemos si
aquello que nos atrae nos llevará, en definitiva, al gozo o a la tristeza, a la
honra o a la desgracia, a la vida o a la muerte. «Porque el Señor da la
sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. Él provee de
sana sabiduría a los rectos…» (2:6-7).
La clave para evitar los trágicos
resultados de las decisiones necias es aferrarnos a la sabiduría de Dios para
que guíe nuestra vida. «Entonces [entenderemos] justicia, juicio y equidad, y
todo buen camino» (v. 9).
La sabiduría es entender qué es lo verdaderamente importante. (RBC)