Durante la época de
Navidad, esperamos. Esperamos en medio del tránsito. Esperamos en las filas de
las tiendas para comprar regalos. Esperamos que lleguen los familiares.
Esperamos reunirnos alrededor de una mesa repleta de nuestra comida favorita.
Esperamos para abrir los regalos elegidos con amor.
Todas estas esperas
pueden recordarles a los creyentes que la Navidad celebra la anticipación de
algo mucho más importante que las tradiciones de esta fiesta. Tal como los
israelitas en la antigüedad, nosotros también esperamos a Jesús. Aunque Él ya
vino como el tan esperado Mesías, todavía no ha vuelto para reinar sobre toda
la Tierra. Por eso, hoy esperamos la segunda venida de Cristo.
La Navidad nos
recuerda que Dios también espera… espera que los seres humanos vean su gloria,
admitan que están perdidos sin Él, respondan afirmativamente a su amor, reciban
el perdón divino, se aparten del pecado. Mientras aguardamos su segunda venida,
el Señor espera que todos se arrepientan. A nosotros puede parecernos un retraso
en cuanto a su regreso, pero en realidad, está esperando con paciencia (2 Pedro
3:9).
El Señor espera tener una relación personal con aquellos a quienes ama. Él dio el primer paso cuando vino como el niño Jesús y el Cordero para el sacrificio. Ahora espera que nosotros lo recibamos en nuestra vida como Salvador y Señor.
Pacientemente, Dios cumple sus promesas. (RBC)