Horas antes de la fiesta de
graduación de la escuela secundaria de Kim Haskins, su padre murió en un
accidente automovilístico, y las dejó a ella y a su madre hospitalizadas. Al
día siguiente, Joe Garrett, director de la escuela, la visitó y le dijo que
quería hacer algo especial por ella. Un artículo en el periódico The Gazette,
de Colorado Springs, Estados Unidos, describió las abundantes demostraciones de
amor y respaldo de los maestros, los administradores y los compañeros, quienes,
profundamente conmovidos por la pérdida sufrida por Kim, llenaron el auditorio
de la escuela días después, en una ceremonia de graduación exclusiva para ella.
El director declaró: «En
educación, hablamos mucho sobre no dejar de lado a ningún niño. En el ejército,
hablan de no abandonar a ningún soldado. El tema de hoy es no dejar atrás a
ningún graduado».
Jesús señaló la importancia que
cada persona tiene para Dios mediante tres historias sobre algo que se había
perdido: una oveja, una moneda y un hijo (Lucas 15). En cada caso, alguien
había perdido algo sumamente valioso. Al encontrarlo, los amigos y los vecinos
son convocados para celebrar y regocijarse juntos.
El concepto es claro: Todos somos
sumamente valiosos para Dios, quien nos ofrece perdón y nueva vida por medio de
Cristo. Y nos busca fielmente con su amor y gracia. Hay gran gozo en el cielo
por un pecador que se arrepiente (v. 7).
Nuestro valor se mide en función de lo que Dios ha hecho por nosotros. (RBC)