A muchos les gusta tanto la dulzura como la
energía que obtienen del chocolate. No obstante, unos técnicos automotrices británicos
descubrieron un uso sorprendente de este dulce alimento. Científicos de la
Universidad de Warwick fabricaron un auto de carrera que funciona con aceites
vegetales y chocolate. El combustible provee energía para que alcance una
velocidad máxima de alrededor de 215 km por hora.
La Biblia también habla de una sorprendente
fuente de energía, proveniente de un alimento. Cuando Dios utilizó a Elías en
el monte Carmelo, para hacer descender fuego del cielo, a este clímax
espiritual le sucedió una etapa de persecución y melancolía. Ante la depresión
de Elías, el Señor mandó un ángel para proveer comida, bebida y descanso para
el agotado profeta. El poder sustentador de ese alimento celestial fue
extraordinario: «Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella
comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios» (1
Reyes 19:8).
Así como precisamos alimentos para sustentar nuestra vida física, del mismo modo necesitamos nutrientes para nuestro andar espiritual. La Palabra de Dios es dulce «más que miel, y que la que destila del panal» (Salmo 19:10), y alimenta nuestra alma. Hace «sabio al sencillo» (v. 7) y provee nutrientes y también energía para el largo viaje de la vida. Dedica tiempo para alimentarte con ella.
Dios nos alimenta por medio de Su Palabra. (RBC)