Hace 59 años, el asesinato del presidente
de los Estados Unidos John F. Kennedy dejó pasmado al mundo entero. El día
después de que le dispararon, un artículo del periódico londinense The Times
habló de las repercusiones del hecho en los mercados financieros en todo el
planeta. Se titulaba: «Todos los otros eventos quedaron relegados por la
tragedia en los Estados Unidos».
Hay momentos en nuestra vida cuando una muerte,
una tragedia o un repentino giro de los acontecimientos eclipsan todo lo demás.
Le sucedió a una joven soltera a quien se le dijo que se convertiría en la
madre del Mesías prometido, el Hijo de Dios (Lucas 1:26- 33). Cuando preguntó
en qué momento ocurriría, el ángel Gabriel declaró: «El Espíritu Santo vendrá
sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra» (v. 35).
La imposibilidad en la vida de María no fue
cubierta por la oscuridad, sino por la brillantez de la gloria y el poder de
Dios. Su respuesta sigue dejándonos asombrados: «Hágase conmigo conforme a tu
palabra» (v. 38).
Mientras volvemos a leer la historia de la Navidad y pensamos en el nacimiento de Jesús en nuestro mundo, vale la pena reflexionar en la palabra cubrirá, ya que habla de una manera sumamente poderosa de la presencia del Señor en nuestro corazón y su capacidad de hacer relumbrar los momentos más oscuros.