En 1865, cuando terminó la Guerra Civil
en los Estados Unidos, habían muerto más de medio millón de soldados, la
economía estaba destruida y el pueblo seguía profundamente dividido en el
aspecto político. La celebración del Día de la Madre en ese país comenzó para
recordar el esfuerzo de dos mujeres que buscaron paz y reconciliación durante
esa época angustiosa. En 1870, Julia Ward Howe pidió que se celebrara un Día
Internacional de la Madre en el que las mujeres se unieran para oponerse a todo
tipo de guerra. Unos años después, Anna Reeves Jarvis empezó a conmemorar el
Día de la Amistad de las Madres, con el propósito de volver a unir a las
familias y a los vecinos distanciados por la guerra. Siempre se sufre muchísimo
cuando los amigos y los parientes se dividen y no están dispuestos a perdonar.
El evangelio de Jesucristo ofrece la
promesa de paz y reconciliación con Dios y los unos con los otros. Cuando Pedro
le preguntó a Jesús cuántas veces debía perdonar a un hermano que pecara contra
él (Mateo 18:21), el Señor sorprendió a todos al contestar «setenta veces
siete» (v. 22). Después narró una historia inolvidable sobre un siervo que
había sido perdonado, pero que no actuó así con los demás (vv. 23-35). Cuando
Dios en Su gracia nos perdona, exige que nosotros extendamos hacia otros lo que
hemos recibido.
Con el amor y el poder de Dios, siempre se puede perdonar. (RBC)