Hace poco, se cumplieron 20 años desde que
comencé a escribir un diario personal espiritual. Mientras releía las primeras
cosas que anoté, me sorprendí de haber mantenido durante tanto tiempo esta
costumbre. Pero ¡ahora no dejaría de hacerlo ni aunque me pagaran!
Estos son algunos de los beneficios de
haberlo escrito: Las experiencias de la vida me enseñaron que progresar y
fracasar son parte del trayecto. Leer sobre cómo me ayudó Dios a solucionar un
problema importante me trae a la mente Su gracia. Las luchas pasadas me dan
discernimiento para enfrentar cuestiones del presente. Y, lo más importante de
todo, las anotaciones diarias me muestran la gran fidelidad de Dios al obrar en
mi vida.
Muchos de los salmos son como diarios
espirituales. Suelen registrar cómo ha llegado la ayuda divina en momentos de
prueba. En el Salmo 40, David escribe: «Pacientemente esperé a Jehová, y se
inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación,
del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos» (vv. 1-2).
Después, lo único que tenía que hacer él era leer el salmo para recordar la
fidelidad con que Dios lo había liberado.
Escribir un diario también te podría resultar
útil. Puede ayudarte a ver con más claridad lo que el Señor está enseñándote en
el viaje de la vida y hacer que reflexiones sobre Su fidelidad.
Reflexionar sobre la
fidelidad de Dios en el pasado da esperanza para el futuro. (RBC)