Cha
Sa-soon, una mujer coreana de 69 años, finalmente recibió su licencia de conducir,
después de tratar de aprobar el examen escrito durante tres años. Quería
obtenerla para poder llevar a sus nietos al zoológico.
Esta
mujer fue constante en un mundo donde, por lo general, todo es urgente. Cuando
queremos algo y no podemos conseguirlo, solemos quejarnos y exigir. Otras
veces, abandonamos y nos enfocamos en otra cosa si lo que deseamos no puede
satisfacerse de inmediato. ¡«Espera» es una palabra que no nos gusta escuchar!
Sin embargo, la Biblia nos dice muchas veces que Dios desea que esperemos en Él
hasta que llegue el momento apropiado para que algo suceda.
Esperar
en Dios significa acudir con paciencia a Él para que supla nuestras
necesidades. David entendió por qué tenía que esperar en el Señor. En primer
lugar, su salvación provenía de Él (Salmo 62:1). Aprendió que nadie más podía
librarlo. Su única esperanza estaba en Dios (v. 5), porque solamente Él escucha
nuestras oraciones (v. 8).
A
menudo, las oraciones son para pedirle al Señor que se apresure a bendecir lo
que queremos hacer. ¿Qué pasaría si la respuesta de Dios fuera simplemente: «sé
paciente; espera en mí»? Oremos junto con David: «Oh Señor, de mañana oirás mi
voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré» (Salmo 5:3). Podemos
confiar en su respuesta, aunque esta no llegue en el momento esperado.
El
fundamento de toda oración debería ser: «Tu voluntad sea hecha». (RBC)