Las redes sociales en Internet
están creciendo. Aunque las personas estén a mucha distancia, pueden compartir
ideas y encontrar un oído atento de sus conocidos en línea. Los blogs, los
twits, los correos electrónicos y los sitios web ofrecen otras formas de poder
recibir y brindar guía espiritual.
Pero también es valioso
encontrarse cara a cara con creyentes maduros, para aprender. «[Eliseo] fue
tras Elías» (1 Reyes 19:21). Pablo le enseñó a Timoteo como a un «verdadero
hijo en la fe» (1 Timoteo 1:2), e incluso lo instruyó para que
estableciera una cadena de enseñanza que multiplicara el crecimiento espiritual
(2 Timoteo 2:2). Moisés exhortó a los padres a enseñarles a los hijos durante
el día: «estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando
te levantes» (Deuteronomio 6:7). El Maestro de los maestros, Cristo, demostró
cómo enseñar: «Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para
enviarlos a predicar» (Marcos 3:14).
En estos pasajes, vemos la
importancia de encontrarse cara a cara en diversos entornos para poder
aguzarnos espiritualmente unos a otros (Proverbios 27:17). En la travesía de la
vida, hay momentos en que podemos beneficiarnos con la ayuda de un guía sabio o
brindarle el mismo servicio a alguien que quiera seguirnos.
Nos necesitamos unos a otros para llegar adonde Dios quiere que vayamos. (RBC)