Cuando Darrel Blizzard terminó la
escuela secundaria, dejó el orfanato donde creció e ingresó en el ejército
norteamericano. La Segunda Guerra Mundial estaba en su apogeo, así que, pronto
enfrentó responsabilidades que suelen darse a hombres mayores y más experimentados.
Años después, le contó a un periodista que lo más grande que había conducido
antes de convertirse en piloto de un B-17 de cuatro motores había sido un arado
tirado por cuatro mulas. Ahora, con casi 90 años, afirmó: «Éramos simplemente
unos niños volando esas cosas».
La Biblia habla de muchas personas que
siguieron valerosamente a Dios cuando eran jóvenes. En medio de un liderazgo
espiritual corrupto, «el joven Samuel ministraba en la presencia del Señor» (1
Samuel 2:18). David enfrentó al gigante Goliat a pesar de que le habían dicho:
«No podrás tú ir contra aquel filisteo […] porque tú eres muchacho» (17:33).
Probablemente, María, la madre de Jesús, era muy jovencita cuando se le dijo
que daría a luz al Hijo de Dios. Ella respondió al anuncio del ángel: «Hágase
conmigo conforme a tu palabra» (Lucas 1:38). Pablo le dijo al joven pastor
Timoteo: «Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes»
(1 Timoteo 4:12).
Dios valora a cada miembro de su
familia. Fortalecidos por Él, los jóvenes pueden ser denodados en su fe,
mientras que los mayores pueden alentar a quienes son «simplemente niños».
Animar a los jóvenes nunca debe pasar de moda. (RBC)