La primera edición de la novela de
Charles Dickens, Cuentos de Navidad, se lanzó el 19 de diciembre de 1843, y
nunca dejó de publicarse. Narra la historia de Ebenezer Scrooge, un hombre
rico, amargado y avaro, que afirma: «a todos los idiotas que van con el ¡Feliz
Navidad! en los labios los cocería en su propia sustancia». Sin embargo, una
Nochebuena, Scrooge cambió radicalmente y se convirtió en un hombre generoso y
feliz. Con gran humor y discernimiento, el libro de Dickens refleja el anhelo
universal de tener paz interior.
Cuando era joven, y con un espíritu
vengativo, el apóstol Pablo se oponía a Jesús y a sus seguidores: «asolaba la
iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los
entregaba en la cárcel» (Hechos 8:3). Pero, un día, se encontró con el Cristo
resucitado, y la historia de su vida cambió (9:1-16).
En una carta a Timoteo, su hijo en la fe,
Pablo describió así aquel suceso que transformó su vida: aunque era «blasfemo,
perseguidor e injuriador; […] la gracia de nuestro Señor fue más abundante con
la fe y el amor que es en Cristo Jesús» (1 Timoteo 1:13-14).
Jesús nació en nuestro mundo y entregó su vida para que pudiéramos ser perdonados y transformados por la fe en Él. ¡Esta es la esencia de Navidad!