Mucho antes de que una empresa
implementara esta política, Dios ya había hablado sobre Su política de
tolerancia cero ante el chisme y la calumnia dentro de Su pueblo (Levítico
19:16). Se prohibían las conversaciones frívolas que necia y maliciosamente
difundían rumores o hechos sobre otra persona.
Salomón dijo que hablar mal de otros
podía tener efectos desastrosos. Traiciona la confianza (Proverbios 11:13),
separa a amigos íntimos (16:28; 17:9), avergüenza y entristece con una mala
reputación (25:9-10), y aviva permanentemente las brasas de una pelea
(26:20-22). Solo en pocas ocasiones, la gente puede revertir el daño que
producen sus palabras falsas en otras personas.
Pidámosle al Señor que nos ayude a no
involucrarnos en conversaciones perjudiciales sobre los demás. Él desea que
cuidemos nuestra boca y que expresemos todo lo bueno que sepamos de alguien.
Destruye el chisme ignorándolo. (RBC)