El 10 de junio de 1770, el barco del
navegante británico James Cook golpeó contra un arrecife en la costa noreste de
Australia. Cook alejó la nave de la costa hacia aguas profundas, pero volvió a
chocar contra las rocas, tras lo cual, casi naufraga. Esta experiencia lo llevó
a escribir en su cuaderno de bitácora: «El extremo norte [fue llamado] Cabo
Tribulación, porque allí empezaron todos nuestros problemas».
Casi todos hemos experimentado alguna prueba
que aparentemente desencadenó muchas otras. La pérdida de un trabajo, la muerte
de un ser amado, un divorcio indeseado o algún problema de salud pueden
formar parte de la lista.
Aunque una crisis pueda parecer nuestro «Cabo
Tribulación», Dios sigue siendo soberano y, sin ninguna duda, tiene el control.
Su propósito es usar las dificultades para que nos volvamos más tenaces.
Santiago escribió: «Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en
diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia»
(Santiago 1:2-3). La palabra traducida «paciencia» significa tener poder de
permanencia o habilidad para soportar.
En medio de la prueba que afecta tu vida,
recuerda que Dios sigue obrando. Desea utilizar tu experiencia de «Cabo
Tribulación» para fortalecer tu carácter. Ha prometido darte la gracia
necesaria para atravesarla (2 Corintios 12:9).
«La fe crece mejor en
el invierno de la prueba». —Rutherford (RBC)