En el libro de los Hechos, un seguidor de
Cristo era famoso por su intervés y preocupación por los demás. Se llamaba José,
pero, en la iglesia primitiva, los apóstoles lo llamaban Bernabé, “Hijo de consolación”. Este fue el que
respondió por el recientemente convertido Saulo, cuando los demás dudaban de la
sinceridad de su fe (Hechos 9:26-27). Tiempo después, Bernabé llevó a Saulo
desde Tarso a Antioquía, para que les enseñara a los creyentes (11:25-26). Y
también fue el que quiso darle a Juan Marcos una segunda oportunidad, después
de que este fracasara en un viaje misionero anterior (15:36-38).
La compasión es un sentimiento interior que
genera una acción externa. Debería ser nuestro uniforme de servicio todos los
días (Colosenses 3:12). Quiera Dios que, por Su gracia, seamos conocidos por
esta cualidad.