Al
cabo de un tiempo, Rogelio tuvo tres entrevistas en una empresa y, una semana
después, lo llamaron y le dijeron: «¿Alguna vez oyó el dicho: “A veces, las
nubes tienen un revestimiento de plata”? Bueno, ¡consiguió trabajo!». Más
tarde, Julia me dijo: «No cambiaríamos esa dura experiencia por nada. Hizo que
nos acercáramos más el uno al otro y al Señor». Los amigos que habían orado se
alegraron y le dieron gracias a Dios.
Pablo
quería que la iglesia de Corinto viera que la gracia del Señor estaba obrando
en su vida, para que «la acción de gracias [sobreabundara] para gloria de Dios»
(2 Corintios 4:15). Sus pruebas eran tan severas que estaba atribulado en todo,
en apuros, perseguido y derribado (vv. 8-9). Sin embargo, instaba a la gente a
no desanimarse con los problemas (v. 16), sino a confiar en el Señor. Durante
nuestras dificultades, podemos acercarnos más a Dios y a los demás, tal como
les sucedió a Rogelio y a Julia, y el Señor será alabado por Su gracia.
No hay mejor momento
para adorar a Dios que ahora mismo. (RBC)