¡Qué gran desafío
para nosotros, que damos por sentado que el Señor está para respaldar nuestros
planes, perspectivas, decisiones y deseos! Sin embargo, la respuesta de aquel
presidente nos recuerda que, aun nuestros mejores planes, quizá ni se acerquen
a los que Dios desea.
Sin duda, el salmista
quería estar del lado del Señor, al rogar: «Examíname, oh Dios, y conoce mi
corazón […] y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino
eterno» (Salmo 139:23-24). Cuando seguimos su ejemplo y nos acercamos «a Dios»
(73:28), podemos tener la seguridad de que estamos de su lado, ya que su
Espíritu nos ayuda a evaluar nuestros pensamientos y acciones según sus
caminos, que siempre son correctos.
Así que,
preguntémonos: ¿Estamos del lado del Señor? Si es así, reflejaremos su amor en
nuestra manera de relacionarnos con quienes nos rodean. Perdonaremos, y seremos
justos y pacificadores.
Los caminos de Dios
son siempre lo mejor.(RBC)