Mi compañía de televisión por cable me
mandó una tarjeta invitándome a evaluar sus últimos adelantos en emisión de
canales. Indicaba que debía contactarme con la empresa para obtener el nuevo
equipamiento digital, y explicaba cómo conectarlo y activarlo. Después, la
propaganda agregaba lo único que yo debía hacer: Siéntese y disfrute del Mundo
de lo Más.
La tarjeta me hizo pensar en el «Mundo
de lo Más» donde tienen el privilegio de vivir los creyentes en Cristo. Cuando
Dios traslada a las personas de las tinieblas del pecado «a su luz admirable»
(1 Pedro 2:9), aparece una vida totalmente nueva.
Romanos 5 nos describe algunos de los
más que tenemos en Cristo: Hemos sido «reconciliados con Dios por la muerte de
su Hijo» (v. 10) y, como consecuencia, «tenemos paz para con Dios por medio de
nuestro Señor Jesucristo» (v. 1). Tenemos la posibilidad de acceder al Padre
celestial y a Su gracia (v. 2). Ahora podemos regocijarnos en las dificultades
porque entendemos que son oportunidades para desarrollar nuestro carácter al
confiar en Él (vv. 3-4). Además, el Espíritu Santo, que fue dado para que viva
en nosotros, derrama el amor del Señor en nuestro corazón (v. 5). Y el pecado
ya no nos tiene atrapados como antes (6:18).
Como creyentes, tenemos un acceso
ilimitado al verdadero «Mundo de lo Más». ¿Acaso no es egoísta dejar de invitar
a otros a participar de este mundo especial?