En lo que respecta a resolver
rompecabezas, todos sabemos que, para disfrutar de un resultado satisfactorio,
se necesitan todas las piezas. En muchos aspectos, lo mismo sucede con la vida.
Pasamos los días acomodando cosas, con la esperanza de elaborar un cuadro
completo uniendo todas las partes desparramadas.
Sin embargo, a veces parece que falta
una pieza. Quizá hemos estado procurando conseguir las que no corresponden al
rompecabezas. Aunque sepamos que la vida ha perdido su pieza principal si Dios
no ocupa el centro de todo, ¿vivimos como si esto no importara? Y, aunque
asistamos habitualmente a la iglesia, ¿es Él la apasionante esencia de nuestra
existencia? En ocasiones, nos acostumbramos a sentirnos lejos de Dios. Esto
hace que resulte más fácil pecar e impide que percibamos que nos falta algo
importante.
Pero, sin importar cuánto nos hayamos
alejado de Dios, Él desea que nos acerquemos. A través del profeta Isaías,
apeló a Su pueblo, diciendo: «¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y
vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se
deleitará vuestra alma con grosura» (Isaías 55:2).
Si te falta algo en la vida, recuerda
que Dios es el único que puede satisfacerte plena y abundantemente. Permítele
que complete el cuadro de tu vida.