Martie es muy cuidadosa cuando se trata
de comprar alimentos saludables y nutritivos. Sin importar cuán atractivo sea
el paquete, ella revisa la lista de ingredientes en el dorso de la caja.
Muchísimas palabras difíciles de pronunciar suelen indicar la presencia de
conservantes que no ayudan a una buena nutrición. Siempre los coloca de vuelta
en el estante y sigue buscando etiquetas con listas de productos naturales
beneficiosos para la salud.
Suelo pensar que sus hábitos para las
compras se parecen mucho a lo que Dios busca en nuestra vida: lo que cuenta es
lo que está adentro, independientemente de cuán atractivo pueda ser el
exterior. No es extraño que el narrador de la sabiduría de Proverbios nos
advierta sobre lo que entra en nuestro corazón, «porque de él mana la vida»
(Proverbios 4:23). Vestirnos según la moda y mantenernos jóvenes tiene poca
importancia si interiormente abrigamos avaricia, odio, mal humor,
autoconmiseración y otros elementos contraproducentes.
Así que, pregúntate: Cuando los demás
observan el envoltorio de mi vida, ¿ven un corazón lleno de ingredientes
saludables y que honran al Señor? Añadiendo gracia, bondad, paciencia y
compasión, reflejaremos la naturaleza maravillosa de Cristo.
El contenido de tu corazón es más importante que el envoltorio. (RBC)