Al parecer, los jóvenes chinos están
empezando a olvidar cómo escribir los caracteres que componen la hermosa
caligrafía de su idioma tradicional. Algunos denominan este fenómeno «amnesia
de carácter». El extendido uso de computadores y de teléfonos móviles suele
significar que se descuida la escritura y que algunos ya no pueden recordar los
caracteres que aprendieron en la niñez. Un joven dijo: «La gente ya no escribe más
a mano, excepto el nombre y la dirección».
Algunas personas parecen tener una
clase diferente de «amnesia de carácter». Cuando enfrentan un dilema, parecen
«olvidarse» de cuál es el proceder correcto y, en su lugar, escogen la salida
más fácil.
Dios dijo que Job era «hombre perfecto
y recto, temeroso de Dios y apartado del mal» (Job 1:8). Permitió que Satanás
le quitara todo lo que tenía: hijos, riqueza y salud. Sin embargo, a pesar de
esas circunstancias que le desgarraron el corazón, Job se negó a maldecir a
Dios. «En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno» (v.
22). Satanás había contradicho la afirmación del Señor respecto al carácter
impecable de Job, pero se comprobó que estaba equivocado.
¿Amnesia de carácter? No. El carácter es
lo que somos; no es algo que «olvidamos». Los que pierden el carácter lo hacen
a propósito.