Gary Carter, jugador de béisbol y
miembro del Salón de la Fama, era seguidor de Cristo. Durante sus 19 años de
carrera, su fe en Dios le dio fortaleza y resistencia para competir. En un
artículo del Wall Street Journal, poco después de la muerte de Carter a los 57
años por un tumor cerebral, el escritor Andrew Klavan relató cómo había
influido en su vida.
La consoladora verdad detrás de la
afirmación de Carter proviene de Lamentaciones. Quizá enfrentemos tristezas,
dolores y dificultades, pero no tenemos que hundirnos en la auto conmiseración.
El mismo Dios que permite que suframos también derrama sobre nosotros su
abundante consolación (Lamentaciones 3:32). Con el amor del Señor que nos
levanta, podemos (si es necesario) «jugar» con dolor.
Dios te librará del sufrimiento o te dará gracia para soportarlo. (RBC)