Doy gracias a Dios por las
oportunidades que me brinda de interactuar con otros. No obstante, siempre
produce un poco de estrés estar siempre preparando algo para alguien. Resulta
difícil equilibrar las prioridades cuando la presión para preparar una lección,
un mensaje o un documento da vueltas en la mente continuamente.
Esta idea de la preparación constante
me intrigaba, así que busqué en la Biblia para ver si habla del tema, y
encontré que se nos insta a estar preparándonos siempre. Un corazón dedicado a
Dios debe prepararse para servirlo (1 Samuel 7:3); tenemos que estar preparados
para hacer buenas obras (2 Timoteo 2:21) y para defender la verdad de las
Escrituras (1 Pedro 3:15); y Pablo nos recuerda que aun nuestras ofrendas
requieren una planificación (2 Corintios 9:5).
Esto es solo el comienzo. Vivir una
vida agradable al Señor exige preparación mental, espiritual y física. Pero no
hay por qué estresarse, ya que Él nos capacita con su poder. Pidámosle que nos
guíe mientras nos preparamos para servirlo, honrarlo y hablar a otros de Él.
La mejor manera de prepararse para el mañana es utilizar bien el hoy. (RBC)