Cuando era niño, solía montarme en un carrito
que se guiaba con una cuerda. Una vez, mientras me deslizaba sobre él por la
rampa de la entrada del garaje, me vino a la mente la advertencia de mis padres:
«Mira hacia ambos lados de la calle para ver si viene un automóvil». Pero
pensé: Está bien si no lo hago solamente por esta vez. Al momento, oí el ruido
producido por los neumáticos de un coche que frenaba de golpe para no
atropellarme. Pensar que podía desobedecer la orden de mis padres casi me costó
la vida.
La Biblia está repleta de ejemplos de
personas que sabían qué debían hacer, pero prefirieron desobedecer las reglas
de Dios. Desde su niñez, David había meditado en la ley del Señor mientras pastoreaba
sus ovejas. Sabía que el séptimo mandamiento condenaba el adulterio; sin
embargo, cuando vio a una hermosa mujer que estaba bañándose, utilizó su poder
real para tomar para sí a la esposa de Urías. Ese pecado tuvo consecuencias
terribles (2 Samuel 11–12).
El salmista escribió: «Libra, además, a tu
siervo de pecar a sabiendas» (Salmo 19:13). ¿Te has sentido tentado a hacer
algo «solamente por esta vez», aunque sabías que estaba mal? Echar una mirada a
la pornografía en Internet, «tomar prestado» dinero de una cuenta en el trabajo
o distorsionar la verdad quizá parezcan acciones aisladas, pero pueden traer
consecuencias terribles. Con la ayuda de Dios, aléjate del pecado y busca la
salida que Él te ofrece (1 Corintios 10:13).
Las tentaciones
llamarán a tu puerta; ¡no las invites a pasar! (RBC)