El boxeo y las competiciones de
fisicoculturismo tienen una característica particular: los atletas participan
individualmente para demostrar que son los más fuertes. Lo mismo sucede en las
pulseadas: hay que probar que uno es el más fuerte de todos los presentes.
Un aspecto de la gloria de Dios es su
omnipotencia. Pero ¿cómo demuestra Él su fuerza? No lo hace reacomodando las
galaxias delante de nuestra vista, cambiando el color del sol a su antojo ni
congelando un rayo como un trofeo a su vigor, sino mediante su amor y compasión
hacia personas necesitadas como nosotros. Dios escogió «mostrar su poder a
favor de los que tienen corazón perfecto» (2 Crónicas 16:9).
El patrón es coherente a lo largo de
las Escrituras. Desde la división de las aguas del Mar Rojo, pasando por la
maravilla del maná en el desierto y el milagro del nacimiento virginal, hasta
llegar finalmente al poder de la resurrección, nuestro Dios Todopoderoso ha
elegido demostrar su poder para bendecir, preservar y proteger a su pueblo.
Ten la seguridad de que al Señor le
encanta mostrar su fortaleza en los desafíos de la vida. Y cuando
demuestre su poder a nuestro favor, ¡recordemos darle la gloria!