Después de ganar dos medallas de oro en los
Juegos de Londres 2012, la diminuta atleta olímpica Gabby Douglas declaró lo
siguiente: «Dios nunca te fallará. Siempre está de tu lado».
A veces, esta clase de declaración de parte de
un atleta puede malinterpretarse. Puede dar a entender que si estoy compitiendo
contra ti en un deporte y Dios me ayuda, inevitablemente ganaré. Pero si vamos
al Salmo 118:5-6, el escritor nos ofrece el cuadro verdadero de lo que
significa esta frase: «Desde la angustia invoqué al Señor, y me respondió el
Señor, poniéndome en lugar espacioso. El Señor está conmigo; no temeré lo que
me pueda hacer el hombre».
La idea de la frase «el Señor está conmigo» (v.
6) es que, cuando surgen problemas en nuestra vida, Dios, que está lleno de
misericordia y amor (un amor que «perdura para siempre», v. 4), estará
permanentemente atento a nuestra situación y nos protegerá como sea necesario.
No hace falta ser un campeón olímpico para valorar esta clase de atención divina. Esto es lo que necesitamos cuando hay problemas con la economía y nuestras finanzas se ven afectadas. Es lo que precisamos cuando se termina una relación interpersonal apreciada. Sin importar cuál sea tu situación, como seguidores de Cristo sabemos dónde encontrar ayuda. «El Señor está conmigo».