Más de 120 años después, todavía se sabe sobre este conflicto, pero también, que llegaron a una solución razonable.
En el Nuevo Testamento, leemos sobre otro desacuerdo que trascendió en la historia. En este caso, fue entre dos misioneros cristianos: Pablo y Bernabé (Hechos 15). Bernabé quería llevar a Marcos con ellos en un viaje para visitar algunas iglesias a las que anteriormente habían ayudado (v. 37), pero Pablo no confiaba en él debido a un incidente previo (v. 38). El desacuerdo entre Pablo y Bernabé fue tan grave que cada uno se fue por su lado (v. 39).
Dos mil años más tarde, todavía leemos sobre esta discusión. Lo importante no es que ha trascendido en la historia, sino que no dejó daños permanentes en esa relación. Aparentemente, Pablo se reconcilió con Bernabé, y, en sus últimos días, le pidió a Marcos que se quedara con él, diciendo: «… porque me es útil para el ministerio» (2 Timoteo 4:11).
Discusiones hay, pero debemos asegurarnos de solucionarlas. Los rencores son cargas demasiado pesadas para llevar.
El rencor es algo que empeora cuando recibe atención. (RBC)