Como en el caso de mi amigo, Felipe tal vez
se preguntó por qué Dios lo había sacado de su misión en Samaria (Hechos 8:4-8),
para hacerlo aparecer en medio del desierto (v. 26). Pero más tarde, descubrió
que el etíope necesitaba ayuda para entender las Escrituras (vv. 27-35), y su
situación cobró sentido.
Cuando Jesús prometió que no nos dejaría
solos (Mateo 28:20; Hebreos 13:5), se refería tanto a los momentos
difíciles como a los buenos. Nuestra misión en las etapas complicadas de
la vida es trabajar o servir recordando que estamos haciéndolo para Dios; y
después, observar mientras Él obra para llevar a cabo sus propósitos.
Busca al Señor en medio de tus dificultades y
descubre lo que está haciendo allí en y a través de ti.