Es
un gran honor y responsabilidad ser nombrado representante del país natal ante
otra nación. Como seguidores de Cristo, somos «embajadores en nombre de Cristo»
(2 Corintios 5:20). Tal como Dios envió a Jesucristo para reconciliarnos con Él
(v. 18), nosotros tenemos ahora el ministerio de la «reconciliación» (v. 19).
Nuestro mensaje es que todos pueden hallar redención en Cristo porque Dios, «al
que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos
hechos justicia de Dios en él» (v. 21).
En
respuesta al amor reconciliador que Jesús nos ofrece, podemos compartir ese
amor con otras personas. Asumamos nuestra tarea con seriedad. Dondequiera que
el Señor nos coloque en este mundo, puede utilizarnos como carteles andantes de
la reconciliación en nombre de Jesucristo.
Las
buenas noticias que no se dan no son noticia en absoluto. (RBC)