Esto
es lo que Jesús también nos enseña. Al advertirnos que viviríamos en épocas de
oscuridad, nos recordó que, por Él, somos «la luz del mundo» (Mateo 5:14), y
que nuestras acciones serían nuestro poder contra la oscuridad, para la gloria
de Dios (v. 16). Además, Pedro, al escribirles a los cristianos perseguidos,
les pidió que vivieran de tal modo que aquellos que los acusaban
«[glorificaran] a Dios en el día de la visitación, al considerar [sus] buenas obras»
(1 Pedro 2:12).
Hay
una fuerza que la oscuridad no puede contener: los actos de amor y bondad
hechos en el nombre de Jesús. Los hijos de Dios que ponen la otra mejilla,
recorren la segunda milla, y perdonan e incluso aman a sus enemigos tienen
poder para frenar el mal. Por eso, busca hoy la oportunidad de realizar un acto
de bondad para que la luz de Cristo alumbre a otros.
Ilumina
tu mundo con actos bondadosos. (RBC)