Dios
también planeó una ruta inesperada para su pueblo, de la cual leemos en Éxodo
14:10-22. Frente a la muerte segura, fuera a manos del ejército de Faraón o
ahogándose, los israelitas estaban al borde del pánico. Pero Dios abrió el Mar
Rojo y ellos lo atravesaron por el lecho seco. Años después, el salmista Asaf
utilizó este acontecimiento como una evidencia del gran poder de Dios: «En el
mar fue tu camino, y tus sendas en las muchas aguas; y tus pisadas no fueron
conocidas. Condujiste a tu pueblo como ovejas por mano de Moisés y de Aarón»
(Salmo 77:19-20).
Dios
puede crear caminos donde nosotros solo vemos obstáculos. Cuando el sendero que
está por delante parece incierto, es bueno recordar lo que Dios hizo en el
pasado. Él se especializa en abrir sendas en cualquier circunstancia; pasos que
nos muestran su amor y poder.
El
Dios que creó un camino para salvarnos puede, sin duda, ayudarnos a atravesar
las pruebas. (RBC)