Amani, que significa «paz» en idioma suajili, es el nombre de un
cachorro labrador que tiene amigos muy especiales: vive con dos guepardos en un
zoológico. Los veterinarios los colocaron juntos para que los felinos
aprendieran a actuar relajadamente como Amani. Como los perros suelen estar
tranquilos en público, los expertos suponen que, al vivir juntos, Amani será
una «influencia pacificadora» para los otros animales.
David era una influencia tranquilizadora para el rey Saúl cuando a
este lo turbaba un «espíritu malo» (1 Samuel 16:14). Cuando los siervos se
enteraron del problema del monarca, pensaron que la música probablemente
mitigara su angustia. Uno de ellos mandó a llamar a David, un talentoso
arpista. Cada vez que el rey se turbaba, David ejecutaba el arpa, «y Saúl tenía
alivio y estaba mejor» (v. 23).
Cuando el enojo, el temor o la tristeza nos embargan, ansiamos
recomponernos y sentirnos bien. El Dios de la Biblia es un «Dios de paz»
(Hebreos 13:20-21), que da su Espíritu Santo a todos los que creen en Él.
Cuando estemos ansiosos o intranquilos, podemos recordar que el Espíritu del
Señor produce poder, amor y dominio propio (2 Timoteo 1:7). La influencia
divina en nuestra vida puede generar un efecto tranquilizador, que nos consuela
y nos hace madurar espiritualmente.