Amalia había batallado contra el cáncer
durante cinco años. Un día, el doctor le dijo que los tratamientos no estaban
funcionando y que le quedaban pocas semanas de vida. Buscando alguna
explicación y certeza de la vida eterna, Amalia le preguntó al pastor de su
iglesia: «¿Cómo será el cielo?».
Él le preguntó qué le gustaba más en la
vida, y ella respondió: las caminatas, los arcoíris, los amigos fieles y las
risas de niños. Entonces, Amalia preguntó anhelante: «¿Quiere decir que allí
tendré todas estas cosas?».
El pastor respondió: «Creo que tu vida
será mucho más hermosa y asombrosa que todo lo que hayas amado o experimentado
aquí. Piensa en lo mejor que tienes ahora y multiplícalo sin límite. Yo creo
que el cielo será así».
La Biblia no describe con detalle cómo
será la vida en la eternidad, pero sí afirma que estar con Cristo en el cielo
es «muchísimo mejor» que nuestras circunstancias actuales (Filipenses 1:23). «Y
no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus
siervos le servirán» (Apocalipsis 22:3).
Y lo mejor de todo es que veremos al
Señor Jesús cara a cara. Él satisfará nuestros anhelos más profundos.