Una encuesta
realizada a través de Internet por un estudio de abogados de Nueva York revela
que el 52% de los negociadores, corredores de bolsa, banqueros inversionistas y
otros profesionales de servicios financieros está involucrado en actividades
ilegales o cree que tal vez necesitaría hacerlo para tener éxito. Concluye
diciendo que estos líderes financieros «han perdido su brújula moral» y
«aceptan las maniobras corporativas como un mal necesario».
Al entrenar al joven
Timoteo, Pablo le advirtió que el amor al dinero y el deseo de enriquecerse
había hecho que algunos se perdieran, cedieran a las tentaciones y abrazaran
«muchas codicias necias y dañosas» (1 Timoteo 6:9). El apóstol consideraba que
«el amor al dinero» (no el dinero en sí) era causa de «todos los males» (v.
10); en especial, al desplazar la dependencia de Dios.
Cuando aprendamos que
el Señor es la fuente de todo lo que tenemos, encontraremos en Él la
satisfacción que las posesiones materiales no brindan. Cuando procuremos la
santidad en vez de las riquezas, tendremos deseos de ser fieles con lo que
hemos recibido.
Cultivemos una
actitud de contentamiento en Dios y sometámonos fielmente a Él, porque nuestro
Proveedor se ocupará de nosotros.