Yo usé los mapas de Google para
«recorrer» el vecindario en Nairobi, Kenia. Una imagen satelital en la pantalla
de mi ordenador me permitía identificar caminos, señales y edificios. En
algunos casos, logré obtener una vista desde la calle, como si estuviera parado
allí en el suelo.
Era una visión impresionante, pero que
solo refleja una mínima parte de cómo ve quizá el Señor nuestro mundo.
El salmista celebró la visión del Señor
escribiendo estas palabras: «Desde los cielos miró Jehová; vio a todos los
hijos de los hombres […]. He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen,
sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus almas de la muerte, y
para darles vida en tiempo de hambre» (33:13-19).
A diferencia de un satélite insensible,
Dios mira con Su corazón de amor mientras considera quiénes somos y qué
hacemos. La Biblia revela que el Señor anhela que confiemos en Él y que sigamos
Sus caminos. Nunca estamos fuera de la vista de Dios, y Su mirada está atenta
sobre todos aquellos que esperan en Él.
Para todos los que han aceptado a
Jesucristo por medio de la fe y lo conocen, es alentador darse cuenta de que
todos los días formamos parte de Su panorama asombroso.