Sin embargo, Dios siempre estaba al tanto de
la ubicación de Carlos y lo que estaba haciendo, tal como lo hace con nosotros
(Job 34:21). Nada está fuera de su vista (Hebreos 4:13); conoce nuestros
pensamientos y nuestras palabras (1 Crónicas 28:9; Salmo 139:4), y sabe qué
sucederá en el futuro (Isaías 46:10).
Dios sabe todo (1 Juan 3:20), y nos conoce a
ti y a mí íntimamente (Salmo 139:1-10). Es consciente de cada tentación, cada
corazón quebrantado, cada enfermedad, cada preocupación, cada tristeza que
enfrentamos.
Qué consuelo nos da experimentar el cuidado
de parte de Aquel de quien se dice: «¡Oh profundidad de las riquezas de la
sabiduría y de la ciencia de Dios!» (Romanos 11:33).
Podemos confiar en
nuestro Dios omnisciente. (RBC)