La travesía espiritual de Jim me recuerda
la antigua historia de Israel. Los israelitas tenían una relación singular con
Dios: eran su pueblo escogido (Nehemías 9:1-15). No obstante, pasaron muchos
años en rebeldía e ignorando la bondad del Señor, y alejándose para seguir sus
propios caminos (vv. 16-21). Sin embargo, cuando se volvieron a Él y se
arrepintieron, Dios se mostró perdonador, «clemente y piadoso, tardo para la
ira, y grande en misericordia» (v. 17).
Estas cualidades divinas nos animan a
acercarnos al Señor… aun después de habernos alejado de Él. Cuando humildemente
abandonamos nuestras conductas rebeldes y volvemos a consagrarnos a sus
caminos, Dios muestra compasión y nos recibe con agrado de regreso a la
comunión con Él.
Los brazos acogedores
de Dios están siempre abiertos. (RBC)