Si te gusta cultivar calabazas,
probablemente hayas oído acerca de la variedad de semillas de máxima calidad de
Dill’s Atlantic Giant. Cultivadas en una granja familiar en la región atlántica
de Canadá, las calabazas que producen estas semillas han establecido récords en
todo el mundo. En 2011, una de ellas marcó un nuevo récord mundial al pesar 825
kilogramos (1.818,5 onzas). ¡Casi 1.000 tartas podrían hacerse con semejante
tamaño de calabaza!
Cuando los reporteros preguntaron cómo
pudo alcanzar tal tamaño, el granjero dijo que se debía al terreno. Las
semillas eran de una variedad especialmente grande, pero aun así, el suelo
debía ser el correcto; de lo contrario, la calabaza no crecería bien.
El Señor Jesús utilizó una ilustración
en la que comparó los diferentes tipos de terreno con la respuesta de una
persona ante la Palabra de Dios (Mateo 13). Algunas semillas fueron comidas por
las aves, otras comenzaron a crecer, pero las hierbas malas las ahogaron.
Incluso hubo otras que brotaron de inmediato, pero carecían de tierra para
seguir creciendo. No obstante, la semilla que cayó en tierra buena «dio fruto,
cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno» (v. 8).
Cada uno debe preguntarse: «¿Qué clase
de terreno soy?».
Dios desea plantar su Palabra en nuestro corazón para que crezcamos en el conocimiento de su Persona. (RBC)