El ministerio de Jesús tuvo un comienzo
maravilloso. En Mateo 3, fue bautizado y oyó las confirmadoras palabras de Su
Padre: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia» (v. 17). Pero las
cosas dieron un giro negativo.
Lo que pasó después —la tentación de
Jesús en el desierto— no fue una mera coincidencia. El Espíritu Santo lo guió a
un enfrentamiento entre los poderes del cielo y del infierno. Felizmente, la
victoria de Jesús ante la tentación nos deja un gran ejemplo para cuando nos
encontremos en el desierto de las seducciones siniestras.
Observa que el tentador atacó a Jesús
cuando estaba cansado y con hambre. La misma táctica usa con nosotros. Espera
que lleguen esos momentos vulnerables y nos atrae con el cebo de sugerencias
seductoras que ofrecen un alivio inmediato y una oportunidad de ascenso
personal. Cuando enfrentemos tales desafíos, es importante seguir el ejemplo de
Jesús: ¡Arrójale «el Libro» a Satanás! El Señor reaccionó frente a la tentación
citando las Escrituras: «No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra
que sale de la boca de Dios» (Mateo 4:4; ver Deuteronomio 8:3). La Biblia está
repleta de versículos sobre la lujuria, la codicia, la mentira y otros pecados.
Si los apilamos en nuestra memoria, podemos usarlos cuando seamos atacados. ¡Es
nuestra mejor oportunidad de triunfar!
Cuando enemigo te ataque, contraataca con la Palabra de Dios. (RBC)