El incesante tictac del reloj nos recuerda que nuestro tiempo en la tierra es limitado. Independientemente de las alegrías y tristezas de la vida, el tiempo sigue avanzando. Para el creyente, nuestro paso por esta tierra es una oportunidad para obtener sabiduría. El salmista escribe: «Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría» (Salmo 90:12).
Cualquiera que sea la etapa de la vida —niñez, juventud, adultez o vejez—, la vida siempre nos brinda oportunidades de crecer en fe y sabiduría. Contar nuestros días es la reacción apropiada ante el avance inevitable de la vida. ¿Cómo estás progresando en tu travesía?
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No gastes tu tiempo; inviértelo. (RBC)