En 2 Reyes, se narra la historia del rey Ezequías, el cual recurrió a Dios para que lo ayudara (19:15). Senaquerib, el rey de Asiria, lo había amenazado a él y al pueblo de Judá, diciendo: «… No te engañe tu Dios en quien tú confías […]. He aquí tú has oído lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, destruyéndolas; ¿y escaparás tú? (vv. 10-11). El rey Ezequías recurrió al Señor y oró pidiéndole que los librara, «para que sepan todos los reinos de la tierra que sólo tú, Jehová, eres Dios» (vv. 14-19). En respuesta a su oración, el ángel del Señor atacó al enemigo y Senaquerib se retiró (vv. 20-36).
Si estás atravesando una situación en la que necesitas la ayuda de Dios, extiende tu mano hacia Él en oración. El Señor ha prometido enviar Su consuelo y auxilio (2 Corintios 1:3-4; Hebreos 4:16).
El amanecer de la liberación divina suele venir después de la hora de prueba más oscura. (RBC)