Pero dentro de mi preciada posesión acechaba un problema. Pocos meses después de comprar mi T-Bird, repentinamente empezó a mostrarse rara en cuanto a la dirección en que podía conducirla. Me dejaba avanzar, pero no podía retroceder. No tenía marcha atrás”. ( D. B.– escritor americano).
Aunque no tener marcha atrás es un problema para un automóvil, a veces es bueno que nosotros nos parezcamos un poco con el viejo T-Bird. Es necesario que sigamos avanzando, sin posibilidad de poner la vida marcha atrás. En nuestro andar con Cristo, debemos negarnos a retroceder. Pablo lo dijo con sencillez: «… prosigo a la meta…» (Filipenses 3:14).
Quizá el pueblo de Israel podría haber usado la caja de cambios de mi T-Bird. En Éxodo 16, leemos que corrían peligro de poner la vida marcha atrás. A pesar de los numerosos milagros que Dios había hecho, anhelaban volver a Egipto y no confiaban en que Él podía guiarlos para seguir adelante.
Es necesario que nos mantengamos avanzando en nuestro andar con Dios. No retrocedamos. Miremos hacia adelante. Sigamos adelante.
Cuando enfrentes una crisis, confía en Dios y sigue avanzando. (RBC)