“Durante
buena parte de mi vida, compartí la perspectiva de aquellos que claman contra
Dios por permitir el sufrimiento. No podía encontrar ninguna manera de
justificar un mundo tan tóxico como este.
Sin
embargo, al visitar personas cuyo dolor era mucho mayor que el mío, me sorprendí
de sus efectos. Al parecer, el sufrimiento podía actuar reforzando la fe o, de
lo contrario, sembrando dudas.
Mi
enojo en cuanto al dolor ha desaparecido principalmente por una razón: Conocí a
Dios. Él me ha dado gozo, amor, felicidad y bondad. Me brinda fe en una
Persona, una fe tan sólida que no hay ningún grado de sufrimiento que pueda
erosionarla”( P.Y. – escritor americano).
¿Dónde está Dios cuando experimentamos
angustias? Ha estado presente desde el principio. Él diseñó un sistema de
sufrimiento que, en medio de un mundo caído, lleva Su sello. Transforma el
sufrimiento y lo utiliza para enseñarnos y fortalecernos si permitimos que nos
acerque a Él.
El Señor se sintió dolido, sangró, clamó y
sufrió. Ha dignificado para la eternidad a todos los que sufren al haber
experimentado lo mismo que ellos. Pero un día, reunirá los ejércitos del cielo
y los enviará para derrotar completamente a los enemigos de Dios. El mundo verá
un último y aterrador período de sufrimiento antes de que se produzca la victoria
final. Entonces, el Señor creará para nosotros un mundo nuevo e increíble… y ya
no habrá más dolor (Apocalipsis 19:11–22:6).
El sufrimiento nos
pondrá en contra de Dios o nos acercará a Él. (RBC)