El Dr. Scott Kurtzman, jefe de cirugía
del Waterbury Hospital, en Connecticut, iba camino a dar una conferencia cuando
presenció un terrible accidente que involucró 20 vehículos. El doctor se puso
inmediatamente en acción, se abrió paso entre los trozos de metal, y comenzó a
gritar: «¿Quién necesita ayuda?». Después de prestar asistencia durante 90
minutos, y una vez que las víctimas fueron llevadas a hospitales regionales, el
Dr. Kurtzman comentó: «Una persona con capacitación como la mía, simplemente no
puede pasar de largo sin atender a una persona herida. Me niego a vivir mi vida
sin actuar así».
Jesús relató una parábola sobre un
hombre que se detuvo a ayudar a otro (Lucas 10:30-37). Un judío había sido
atrapado en una emboscada, desnudado, robado y dejado por muerto. Un sacerdote
judío y un ayudante del templo pasaron por allí, vieron al hombre y cruzaron al
otro lado del camino. Después pasó un samaritano despreciado, vio al hombre y
sintió una tremenda compasión. Su compasión se convirtió en acción: le curó las
heridas y se las vendó, lo llevó a una posada, lo cuidó mientras pudo, pagó
todos los gastos y después le prometió al posadero que regresaría para pagar
cualquier otro gasto adicional que surgiera.
A nuestro alrededor hay personas que
están sufriendo. Movidos por la compasión que genera su sufrimiento, seamos de
aquellos que se detienen a ayudar.