Durante la Guerra Fría (1947–1991), una época
de tensión entre las superpotencias del mundo, Albert Einstein dijo: «No sé con
qué armas se peleará la Tercera Guerra Mundial, pero la Cuarta será con palos y
piedras». Fue un momento de perspicacia que se centró en las consecuencias de
decidir llevar a cabo una guerra nuclear. Sin considerar los motivos de tal
decisión, los resultados serían devastadores.
Lamentablemente, no siempre vemos el futuro
con tanta claridad. A veces, las implicaciones de nuestras decisiones son
difíciles de anticipar. Y en ocasiones, solo pensamos en el aquí y ahora.
Según Hebreos 11:24-26, Moisés miró hacia el
futuro y tomó una decisión basada en las posibles consecuencias: «Por la fe
Moisés, hecho ya grande, […, escogió] antes ser maltratado con el pueblo de
Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores
riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía
puesta la mirada en el galardón».
La decisión de Moisés no fue fácil, pero
demostró ser acertada porque él sabía que las dificultades que enfrentaría al
vivir una vida piadosa serían más soportables debido a la recompensa que
recibiría después. Cuando miramos hacia adelante, ¿estamos dispuestos a
soportar «el vituperio de Cristo» —los momentos difíciles que surgen al
vincularnos con Jesús— a cambio de la recompensa prometida por haber agradado a
Dios?
Si dependemos de Dios
en cada situación, podemos soportar todo. (RBC)